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EL ÉXITO Y LA SUERTE.

“Podrás ser dueño de tus decisiones, pero no de tus circunstancias”




La suerte se enteró de que el éxito no creía en ella y de que en todos lados comentaba que “solo los tontos creían en la buena o mala suerte”, así que se encarnó en una bella mujer y salió en busca del engreído éxito que viajaba en un hombre de edad madura. El éxito se encontraba muy ocupado trabajando, estudiando y rodeándose de gente importante para sus negocios cuando observó a la suerte sentada en un mullido sillón con un ajustado vestido blanco, la pierna cruzada y tomando apuntes con un bolígrafo dorado que tomaba con su mano derecha ¡Que hermosa! Pensó para sí el éxito e inmediatamente se propuso ¡Debe ser mía! Llamó a su amiga la oportunidad y le encargó que no dejara ir a esa mujer ya que le había interesado. Ese día, el éxito logró cerrar muchos negocios importantes y acrecentar su fortuna económica, decidió cerrar con broche de oro su día invitando a cenar a la hermosa mujer que acababa de ver y así lo hizo, disfrutaron de una larga charla y una rica cena. El éxito quedó fascinado con aquella hermosa dama, sin embargo, después de salir por unos tiempos juntos no tuvo fortuna en volverla a encontrar debido a los múltiples compromisos que tenía el éxito en los días posteriores. Intrigado por “la suerte” de aquella mujer, le ordenó a su asistente “la ciencia” que investigara quien era en realidad y donde vivía, también les ordenó a sus trabajadores “los recursos económicos” que no escatimaran en gastos hasta encontrarla. Él, sabedor de su poder, solamente esperó para volver a tener noticias de ella. El éxito continuó su camino de triunfos haciéndose cada día más arrogante y diciendo que todo lo que tenía era única y exclusivamente por su trabajo. Su amiga “la solidaridad” y su mejor amigo “el equipo” poco a poco lo fueron abandonando por no otorgarles el mínimo crédito por los logros obtenidos. Un día en que el éxito se encontraba dando una gran conferencia sobre la economía y las estadísticas, observó como la vez pasada, que una bella mujer estaba sentada al final del auditorio en la misma pose que la anterior, solo que ahora con un horrible vestido negro, la pierna cruzada y pese al anuncio luminoso de “no fumar” tenía un cigarrillo encendido en la mano izquierda. El éxito enfadado por el atrevimiento de aquella “mala mujer” detuvo su conferencia para solicitar a las autoridades que se encontraban encarnadas en “la intolerancia y la ira” la sacaran del auditorio, en ese momento, se apagó la luz eléctrica, la gente comenzó a alarmarse y pese a la indicación de que no se movieran de sus lugares comenzaron a atropellarse para salir, puesto que comenzaba a esparcirse el olor a quemado de la alfombra debido aparentemente a que “alguien” había tirado una colilla de cigarro encendida en ella. Ese día el éxito perdió varios negocios importantes, su empresa se fue a la quiebra y los que eran considerados sus amigos lo dejaron solo, otros más “realistas y escépticos “al ver sus ganancias totalmente afectadas en las bolsas de valores decidieron suicidarse. Aquel hombre comenzó a verse triste y derrotado. Un día decidió salir a la calle decidido a volver a ser el mismo de antes ,en el camino se encontró con las dos bellas mujeres que significaron el principio y el fin de su “éxito” la alegría de ver a la bella mujer vestida de blanco a quien por sus múltiples ocupaciones no volvió a buscar más, contrastaba con la rabia de ver a la bella mujer vestida de negro, quiso acercarse a la mujer de blanco pero se sintió sin armas al pensar que ¡ya no tenía nada que ofrecerle! y en ese momento pensó en echársele encima a la mujer de negro y descargar toda su rabia contra ella, pero la mujer de blanco lo detuvo y le comentó: no te esfuerces en buscar culpables tu eres la causa de todo, si, tu eres el único culpable. La primera vez en que me aparecí ante ti vestida de “circunstancias favorables” deseaste tenerme y hasta me buscaste, por eso, la fortuna te sonrió porque ese día creíste en mí, sin embargo, tu ego te hizo pensar que tú eras el dueño de las circunstancias y hasta te atreviste a decir que solo los tontos creían en la suerte. La segunda vez me aparecí ante ti vestida de “circunstancias negativas” como un aviso de que no era el momento más favorable para realizar esos negocios, pero una vez más tu ego te cegó y te volviste a sentir dueño de las circunstancias y con el poder de desalojarme de tu vida, pero ya vez, ese día la fortuna no te sonrió. Tenías la “buena suerte” de contar con dos grandes amigos a quienes no valoraste y hasta desdeñaste “la solidaridad y el equipo” quienes desde entonces trabajan con otra amiga más justa e igualitaria llamada “Esperanza” y cuyo apellido es “paciencia”. Ante toda esta serie de acontecimientos solo me resta preguntarte ¿Existe o no la suerte? A lo que el éxito contestó: no existe, porque yo pude prever esos acontecimientos y no lo hice, también falló mi equipo de trabajo porque no cubrió esas expectativas y el equipo de seguridad no actuó a tiempo ¿Y la energía eléctrica? repuso la suerte ¿Tú también tuviste la culpa de que se haya ido la luz en la ciudad? No, respondió el éxito pero pude haber contratado luces de emergencia, ¡pero aun así la gente se hubiera ido al percibir el olor a quemado! comentó la suerte, claro, repuso el éxito y todo por culpa de esta maldita mujer vestida de negro. ¿No lo has entendido? dijo la suerte, somos la misma persona pero en diferentes matices. Tu elegiste a la ”buena suerte” en la mujer vestida de circunstancias favorables, la conociste y la disfrutaste cuando la fortuna te sonreía, después, conociste las “circunstancias desfavorables” y las rechazaste negándote a aceptarlas, provocando lo que ahora consideras tu “fracaso”, esa es la “mala suerte” ¡Pero yo soy quien decide! argumentó el éxito ¿Puedes decidir que esto no hubiera pasado? Comentó la suerte, ¡no, ahora ya no!, repuso el éxito, ¿Puedes elegir estar vivo ahora? preguntó la suerte ¡Claro por eso estoy vivo! contestó el éxito, ¿Estás seguro? contestó la suerte, si, contestó el éxito y acabo de recordar que fui tan precavido que dejé mi empresa asegurada y voy a ir inmediatamente a cobrar el seguro¡ es tarde! comentó otra voz, ya lo están cobrando los afortunados que tienen la “buena suerte” de estar vivos, ¿tú quién eres? preguntó el éxito, ¡Soy la muerte! Contestó la voz, algunos me consideran de “mala suerte” pero sé que tu solo me considerarás un fracaso porque eres un escéptico. ¡No puede ser, no puede ser! gritaba el éxito, pero apenas hace algunas horas tenía el éxito de estar vivo ¿El éxito o la suerte? dijo la muerte. Como veras por más exitoso que seas no puedes remediar o predecir la muerte. Eso amigo mío se llama destino. Y solo alguien más poderoso que tú lo puede decidir, así que solo te queda rezar porque quien decida por ti allá arriba tenga piedad y te permita disfrutar de lo que has logrado. Pero en tu caso no fue así, ya que otro disfrutaran de lo que tu lograste con tu éxito ¡Felicidades! trabajaste toda tu vida para asegurar la “Buena suerte” de otros ya que tu no creías en la tuya ,alguien más tendrá la suerte de dormir con tu mujer ,convivir con tus hijos, disfrutar de tus millones y comer de tus manjares, gracias a que tu no valoraste la “Buena suerte” de disfrutar de las cosas sencillas de la vida, aseguraste el bienestar económico de tus hijos, pero quien sabe si tendrán la “ buena suerte” de gozarlo ya que por “mala suerte” perdieron a su padre. Tuviste éxito en los negocios, pero ya no tienes la “buena suerte de estar vivo “puesto que fuiste el último de salir de aquel auditorio y te asfixiaste con el humo que por cierto , no originé yo sino el corto circuito de las malas instalaciones de tu empresa. Tal vez esto si lo podrías haber previsto si aún tuvieras la buena suerte de contar con tu equipo de trabajo pero recuerda que tú mismo te encargaste de despedirlos por tu falta de consideración y reconocimiento hacia ellos. En fin, la “Buena o mala suerte “existe, solo que los humanos disfrazan de éxito a la “Buena suerte” y de fracaso a la “Mala suerte” Cuando se sacan la lotería dicen “Que buena suerte” y no dicen “Tuve éxito en sacarme la lotería”, Tuviste éxito en nacer? no, fue “Buena suerte “aunque existe quien considera “Mala suerte” el haber nacido, todo depende de las circunstancias de su nacimiento y ¿Qué me dices de los que nacieron con necesidades diferentes? ¿Ellos tienen tanto éxito como los considerados “normales” o no tuvieron “tanta suerte”? ¿Tuvieron éxito los aliados de Hitler en asesinar a los seis millones de Judíos o simplemente tuvieron la suerte de no serlo?, ¿crees en el bien y el mal? entonces deberás creer en la buena y mala suerte. Recuerda “Podrás ser dueño de tus decisiones pero no de tus circunstancias”. El Titanic fue un éxito como obra de construcción pero tuvo la mala suerte de encontrarse con un iceberg que nunca lograron prever ni esquivar; cuando alguien contrae matrimonio se dice: “prometo estar contigo en lo próspero y en lo adverso” es decir, en el éxito o el fracaso, en la salud y en la enfermedad o sea en la buena y mala suerte, y así existen muchas analogías que no terminaría de explicarte. Existen muchas personas que piensan como tú, rodeándose de envidias en vez de un buen equipo de trabajo. Puedes creer o no en la buena y mala suerte, puedes creer que solo existe el éxito o el fracaso, pero lo que no debes dejar pasar desapercibido , es el hecho de que existen situaciones afortunadas y desafortunadas, que regularmente, se dan en los momentos menos esperados sin que nadie pudiera siquiera imaginarlos. La buena suerte, el destino y la muerte decidieron darle una oportunidad al éxito. Le quitaron a su pesada acompañante “la soberbia” y lo enviaron de regreso a la vida a “probar suerte”. Ahora ve de regreso a la vida le dijeron, y asegúrate de que tu éxito contribuya a cambiar “la mala suerte” de muchas personas desafortunadas que no han tenido las oportunidades que tú tuviste para salir adelante, ah, y en el camino reconcíliate con la solidaridad y el equipo y no te vuelvas a separar de ellos, recuerda darles el reconocimiento que merecen, apóyalos para que también logren ser personas de éxito y así después ellos cambien la suerte de otros más. Vamos, te deseamos éxito y que la buena suerte te acompañe. Unos días después el éxito caminaba por los pasillos de una gran escuela, encarnado en un hombre con preparación, solidaridad y espíritu de compromiso. Efectivamente era un maestro, quien regularmente exaltaba las buenas cualidades de su equipo de trabajo y no dejaba de felicitar e incentivar a sus compañeros para hacer realidad sus proyectos, cambiando el destino de muchos jóvenes que tuvieron la “buena suerte” de conocer de cerca a ese nuevo profesor a quien consideraban una persona valiosa y de éxito.

Antonio Tintos Recillas. Tecomán, Colima, Mex. Psicólogo, Autor, Cantante. Músico.

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